Últimamente he tenido este blog un poco parado, por cuestiones laborales y personales que no vienen al caso. Es por eso que me gustaría hablar de un tema que me fascina desde hace tiempo y que, en lo personal, me ha resultado todo un descubrimiento. Quisiera hablaros un poco de la ley del espejo y de su relación con la trampa del ego.
Es posible que aquellas personas que estén familiarizadas el campo de la psicología, o que simplemente estén inmersos en el mundo del autoconocimiento, conozcan ambos conceptos. Estos son fundamentales y explican muchas reacciones que nos pueden parecer incomprensibles. Pero tras leer estas líneas, es probable que veas las cosas de otra manera
¿En qué consiste la ley del espejo?
Seguro que os ha pasado alguna vez, que estés hablando con una persona y se queje sobre cosas que él o ella mismo hace continuamente. Eso es justamente por la ley del espejo.
La realidad, no es igual para todo el mundo, porque cada uno se hace una imagen de ella, en base a su percepción. El problema viene cuando esa percepción está viciada o contaminada por una negatividad, que no viene de otro sitio, mas que de nosotros mismos.
Hace unos días oí en un podcast una leyenda Hindú, que hablaba de 6 sabios ciegos, que nunca habían visto a un elefante. Al enterarse de que el emperador tenía uno, quisieron saber cómo era. Todos lo tocaron por una parte distinta del cuerpo, uno tocó el cuerno, otro el lomo, otro la rodilla, otro la trompa, el quinto la oreja y el último, la cola.
Cada uno dedujo una forma según la parte que había tocado, el del cuerno pensaba que era liso y afilado, el de la rodilla como un tronco, el de la cola como una cuerda y así sucesivamente. No conseguían ponerse de acuerdo. Es por eso que necesitaron un séptimo sabio, que sí podía ver el elefante completo.
El sabio les pudo explicar que todos tenían razón y ninguno estaba en lo cierto, porque la verdad es un conjunto de todas estas versiones.
La ley del espejo consiste en que para ti, la verdad es solamente lo que ves en tu reflejo, porque no miras nada más allá de ti mismo. Esto suele producir muchos conflictos en las relaciones, porque no somos capaces de quitar ese espejo, producido por nuestros propios conflictos emocionales. En definitiva, porque vemos en los demás, lo que nosotros somos por dentro.
La trampa del ego
El ego no es malo, al contrario, es necesario hasta cierta edad. Porque es el yo, por definición. Los niños sobre todo, lo necesitan porque es esa máscara, es el conjunto de características que identifica nuestra personalidad. Es esa imagen que tenemos de nosotros mismos y queremos mantener ante los demás.
Pero, a veces se nos va de las manos y es cuando caemos en la trampa del ego. Queremos mantener tanto esa máscara, que incurrimos en patrones de comportamiento tóxicos, para otros, incluso para nosotros mismos.
En realidad la trampa del ego puede variar de una persona a otra, oscila según el tipo de personalidad de cada uno.
Así, una persona narcisista, incurrirá en un patrón en el cual carecerá de empatía con los sentimientos de otro, porque entiende que sólo los suyos son importantes y que el resto no merecen consideración. Siempre pensará que es la otra persona la malvada, la manipuladora que pretende dominarle, aunque eso no tenga relación ninguna con la realidad que ve el resto del mundo.
¿Dónde está la relación entre la ley del espejo y la trampa del ego?
Esta relación existe en el punto en el que es nuestro ego el que nos lleva a limitar nuestra realidad a ese reflejo. Cuando nuestra máscara nos conduce a querer mantener, de forma inconsciente, la imagen de ti mismo, que aparece en ese espejo.
El narcisista que habíamos mencionado, se sentirá una víctima incomprendida, cuando vea su imagen. Porque su ego le impide ver la realidad y por supuesto, como buen narcisista, que todo lo sabe y todo lo puede, no preguntará a ningún sabio, con una visión más completa. Él ya está seguro de que la verdad es suya, nadie más que él está autorizado a rebatirla.
Otras veces ocurre, que personas que están traumatizadas, por una razón u otra viven en otras personas sus traumas. Es decir, yo he sufrido porque a mí me ha ocurrido un acontecimiento, que me ha resultado traumático. A partir de ahora, pienso que todas las personas que viven un acontecimiento similar, van a hacer exactamente lo mismo según su rol asignado. Además, me enfado, porque mi ego dice que sí lo están haciendo, aunque no sea así, soy absolutamente incapaz de ver otra realidad que no sea esa.
A veces se llega a unos extremos en los que es preciso liberarse. Puesto que las visiones equivocadas, solo nos llevan a tomar decisiones que tienen consecuencias nefastas y luego es bastante difícil asumir la responsabilidad sobre ellas.
La liberación es aprender a conocer tu esencia, es hacerte responsable de ti, de tu vida y de tus actos
Mientras que el ego es el yo que mostramos, la esencia es el yo verdadero, es ese elefante completo que todos tenemos dentro. Cuando miras desde la esencia de tu personalidad, te liberas de las creencias sociales y los prejuicios de tus propios traumas. Es entonces cuando puedes ver de verdad, porque ese espejo, refleja la neutralidad de esa esencia, sin prejuicios.

Liberarse del ego no es fácil, ni tampoco es necesario hacerlo todo el tiempo. Pero sí que es preciso controlarlo, sobre todo cuando hay patrones de conducta dañinos, para otros o para uno mismo.
Liberarse del ego es hacerte responsable de tus pensamientos, palabras y actos. Es sintonizarlos para encontrar coherencia y armonía entre ellos. A mí también me costó comprender quien soy y me preocupa lo que se dice de mí.
Pero hay cosas que es necesario evitar, porque hay quien cae en una trampa del ego que le induce a dañar a los demás, victimizándose y acusándolos del daño que están recibiendo. En realidad, cuando eres capaz de dominar tu ego y mirar desde la esencia, descubres que estos patrones, solo dañan a uno mismo. Toda acción implica reacción y cada cuenta es saldada por la propia vida.
Invito a todo aquel que se sienta atrapado en su ego y que no vea más allá de su espejo, a conocerse. A que abrace sus luces y a sus sombras, para comprenderlas y sanarlas. Para que ese espejo no pueda llevarle a engaño y evitar que se haga responsable de las consecuencias de sus propios actos.
Una respuesta a “La ley del espejo y su relación con la trampa del ego. Cómo liberarte.”
[…] del lenguaje negativo. Ya os he hablado anteriormente de la Programación Neurolingüística, del ego y de la ley del espejo. Es muy importante tratarse bien para sentirse bien. Por eso siempre aconsejo que, cuando estés en […]