El miedo, la prudencia y la rana hervida

Son tiempos de incertidumbre, se han encadenado una serie de cambios y catástrofes que nadie esperaba. Es perfectamente humano que tengamos miedo ante situaciones que, normalmente, no se habrían producido. Esto no es más que un mecanismo de defensa del cerebro, para prever situaciones peligrosas y evitarlas. También es perfectamente natural que tengamos más miedo de hacer cosas nuevas, puesto que estamos ya de por sí inseguros, un poco a la defensiva sobre lo que ocurrirá mañana.

Algunas veces, nos vemos en la necesidad de controlar una respuesta exagerada a un peligro potencial, que realmente no existe. Pero es en estas ocasiones cuando pagamos un precio más alto por ese miedo de lo que verdaderamente nos puede costar ese error. Y es que amigos míos, todos tenemos dentro un impostor o impostora, que nos susurra al oído lo peligrosa que es la vida, a veces le bautizamos con el nombre de prudencia y no nos damos ni cuenta de lo que nos frena en nuestra vida, hasta que ya es demasiado tarde.

Y aquí estoy, experta en miedo y en errores, en pelearme con mi impostora, para explicaros los caminos que ya recorrí para aprender que por ahí no es.

¿Qué es el miedo?

El miedo es esa angustia que nos oprime el pecho al ver o vivir situaciones, reales o imaginarias, que nos resultan dolorosas o desagradables.

Es a veces como una tela que te envuelve, te oprime y te paraliza. Otras, se siente como agua helada a tu alrededor, que te impide oír y ver con claridad, no te deja respirar y te congela hasta el corazón. Pero la mayoría de las veces es un enemigo invisible del que no te das ni cuenta, hasta que un día, echas la vista atrás y te das cuenta de todas las cosas que dejaste de hacer, porque le sentías al acecho. De eso seguro tiene la culpa esa voz que nos susurra, igual la llamas «prudencia», pero muchas veces es impostor/a.

El miedo es una emoción más, parte de la amplia gama que puede sentir un ser humano. Es necesario sentir todas ellas, porque si no es así, es que algo anda mal y necesitamos terapia. Estaría muy bien que se desestigmatizara el hecho de acudir a terapia cuando las cosas no van bien, pero eso ya lo dejamos para otro post. 

El miedo es un mecanismo de defensa

Rompamos un par de mitos, el miedo no es malo, asusta, nos hace sentir mal, pero no es malo. ¿Crees que realmente si lo fuese, la gente pagaría por ver películas de terror? por supuesto que no.

El miedo es una reacción del cerebro para que reacciones ante algo desagradable o doloroso para ti. Irónicamente, si no sabemos controlar esta emoción, nuestro cerebro se sobresatura y llegamos al síndrome de la rana hervida.

No sé si habréis leído esta analogía alguna vez, pero es bastante sencilla de entender y de asimilar. Lucía Vazquez lo explica muy bien en su artículo ¿Qué es el síndrome de la rana hervida?, sin embargo, yo no voy a extenderme tanto. La analogía se refiere a que si metemos a una rana en una olla y calentamos el agua gradualmente, la rana ocupará su energía en calentar el cuerpo a la temperatura del agua, para adaptarse al medio. El peligro de esto consiste en que llega un punto en que el agua está demasiado caliente y la rana ya no tiene capacidad de saltar fuera de la olla, muriendo hervida.

Sistemas de manipulación y control a través del miedo

Esta sencilla analogía, nos ilustra todas esas ocasiones en las que nos esforzamos por adaptarnos a nuestro entorno. Esta tarea resulta agotadora para nosotros, sin embargo, la continuamos haciendo, porque salir de la olla, nos da bastante miedo. Seguramente aquí es donde prudencia o impostor/a nos está diciendo que fuera hay un terrible caos y que no podrás soportar una situación que se ha imaginado y te está contando, que igual ni siquiera ocurre, pero que tú das por cierta y ahí sigues, como rana, calentando el cuerpo.

Es por eso que el miedo se ha convertido en un mecanismo de control de masas y no es nada nuevo. El miedo está entre las 10 estrategias de manipulación más utilizadas según los psicólogos. Se utiliza a nivel global en estrategias políticas. No es ningún secreto, ya hace tiempo que se ha publicado en diarios como es El País. Y a nivel de relaciones personales, en relaciones tóxicas o de maltrato.

Hay que tener mucho cuidado con nuestros miedos. Si no quieres que nadie tenga poder sobre ti, no se trata de que no sepan tus miedos, si no de que seas tú la única persona que los controle.

Miedo inconsciente, cuando el miedo te domina

No es nada fácil darse cuenta de que tienes miedo cuando éste parte de un lugar profundo del inconsciente. A veces tus miedos se instalaron ahí en periodos de a infancia que ni siquiera recuerdas. Es más común de lo que creemos, tener reacciones desproporcionadas ante ciertas situaciones. Todo ello por causa de un shock post traumático, sin saber qué es realmente lo que lo ha causado.

upstairs
Dejarse llevar por el miedo es como bajar por una escalera de caracol, que nunca parece acabar.

Es justo en ese punto cuando más vulnerable eres, porque es el miedo el que te domina a ti. No eres dueño en absoluto de tus propias acciones. Son estos miedos los más peligrosos, porque te impiden desarrollar todo tu potencial, sin que ni siquiera te des cuenta.  Ante estos, que son los más difíciles de enfrentar, es ante los que más coraje tenemos que sacar. Debemos abrazarlos y exponernos a ellos, hasta descubrir el verdadero desencadenante, para poder enfrentar y superar.

Son los miedos inconscientes los que te impiden saltar de la olla a tiempo.

Hazlo consciente y controla a tu impostor/a

Hoy por hoy, después de diversos estudios biológicos, se sabe que la rana habría saltado en cuanto la temperatura hubiera sido desagradable para ella. Sin embargo, se sigue usando esta analogía para concienciar de la necesidad de hacer conscientes las cosas que son perjudiciales para nosotros. No sólo hay que ser conscientes de las situaciones que nos desagradan o nos hacen daño.

Esta referencia a la adaptación de la rana es muy usada en psicología para invitar a la reflexión, porque el ser humano tiene una gran capacidad de adaptación y aprendizaje. Es decir, que aprendemos a conformarnos, a adaptarnos y esto nos hace vulnerables a vivir de forma prolongada situaciones de estrés. Es bastante común que no queramos salir de nuestra zona de confort y esto nos lleve a dejarnos dominar por el miedo a salir de ella. A veces eso tiene como consecuencia perpetuar conductas adictivas o perjudiciales e incluso prolongar relaciones de dependencia e incluso de maltrato.

En todo este proceso, juega un papel importante «Doña Prudencia», que con la excusa de protegernos, nos mantiene quietos, estáticos, mientras el agua se va calentando. No se llama prudencia, que no te engañe, eres tú que te sientes impostor/a. Probablemente piensas que no eres capaz de salir de esa olla, porque estás débil, porque tus patas son cortas o porque la olla es muy alta. Todo esto te lo repite tu yo interior, haciéndote sentir que te falta capacidad para escapar al sofocante calor. Cuando en realidad, tienes muchas más probabilidades de salir de la olla si saltas, que si te quedas quieto.

Y es que a veces las cosas no hay que hacerlas perfectas, simplemente hay que hacerlas, porque de los fallos de las primeras veces, siempre se aprende. Es en esos bloqueos, cuando te paras a pensar sobre ellos, donde te haces consciente de lo que de verdad te da miedo, y te sorprendes de que en realidad, no era para tanto.

Hay muchas cosas que todavía me dan miedo, hoy por hoy me hayo metida en proyectos en los que no me imaginaba. Por la única razón de que quiero seguir avanzando, retándome y saltando de una olla detrás de otra.

En ese camino encuentro compañeros, que también están pasando por sus primeras veces, como mi compañero de estudios Ángel, que ha abierto su primer blog hace unos días para un trabajo, de las materias que estamos estudiando. Todo es un mundo nuevo para nosotros y por supuesto, tenemos miedo de no lograrlo. Nada importa en realidad, mientras lo sigamos intentando.

mujer feliz

Y si no se puede con una cosa, es genial pasar a otra y volver a empezar, significa que el cuento a penas está empezando…

,

Deja una respuesta